Clavé mi mirada al suelo. Muchas cosas parecieron brotar desde mi pecho, mi estómago sentía el vértigo, pero temí levantar los ojos y ver lo que imaginé, sería un desastre. Bajé los hombros, sometida a ver aquello que desde que empezó a bosquejarse, temí. El silencio murió al instante que un Do se escuchó a lo lejos y el arcode que lo acompañaba creó un eco grave y tranquilizador. Supuse que debía arriesgarme a ver las cosas, sin importar el daño ocasionado, que por muy doloroso que aquello fuera, debía superarlo de cualquier manera. Suspiré levantando la cabeza, y miré con tímidez hacia mi alrededor, creyendo ver las sombras de las aves desde lo alto. Estaba casi tal como lo dejé. Quizás algo más sombrío, un poco desolado, lúgubre tal vez sonaba mejor. Chasquié la lengua, y me sentí aliviada, aunque no del todo, reconozco. Estaba todo tan intacto, como si ninguno de los viajeros se hubiera detenido en mi pequeño mundo y ni hubiese pateado la pequeña piedrita que estaba en medio del camino. ¿Qué habrá sido de los turistas? ¿Y mis pequeños acompañantes? ¿Habrán emigrado a otros mundos al ver semejante escasez de clientela? ¿O habrán ido a tomar una siesta?
Me sentí sola, no lo niego, pero cuando mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, los colores borrosamente crearon familiares siluetas en mi alrededor, y uno de ellos, el encargado de la cantina, me tendió su pañuelo, y estalle en llanto. Todos se miraban preocupados, y noté como recaían en mí, sus miradas curiosas, y si bien no pueden hablar, creí sentir su preocupación. Uno de ellos, el más pequeño, me acompañó con el llanto y se acercó a abrazarme... Y de a poco, todos fueron rodeándome en un abrazo y de paso, todos lloraban. Creo que la emoción del reencuentro, fue lo que motivó todo el sentimiento, y luego, ya cuando estaban todos con las lágrimas secas, reían.

Los colores del lugar cambiaron, sí, como cada vez que algo pasaba en aquel lugar, su cielo de acuarela cambiaba de color según el momento y la hierba que se mojaba junto al riachuelo, brotó rapidamente de un verde intenso. Las hojas de los árboles se movieron, y el polvo desapareció y dio lugar a las flores tornasoles, a las sonrisas y a los cantos lejanos del pueblo. La música de la cantina empezó a sonar, y los turistas ánimados cayeron del cielo con sus sombrillas de colores diversos y casi todos volvieron a sus puestos, excepto a algunos que jugaban en el río, o se quedaban dormidos bajo la sombra de algún sauce o jugando con los más pequeños.
Disfruté de la vista, y saqué de mi cabello la pluma que sostenía el peinado, y la alcé dibujando un lazo en mi cintura y la uní a una larga cuerda dorada que estaba amarrada a una de las rocas cercanas, con la sufiente movilidad para desplazarme por todo mi pequeño mundo, sin posibilidad de moverme de él. Juré no volver a salir. No podía permitirme alejarme de lo maravilloso, perderme de lo increíble, y de lo irreal. Creé bajo mis pies los cimientos de mi vida, y no me arrepiento. Permití equivocarme tantas veces, pero no puedo permitirme alejarme de lo que es parte de mi vida, de lo yo creé.

Muchas veces sentí desfallecer, pero el tener el silencio y la oscuridad, no vi más que el momento perfecto a la inspiración, al deseo de la mente a probar la suspicacia de lo surreal con un toque impresionista. Aquel lado oculto, mágico y suspenso. Nada mejor que tener el vacío como real y concreto y hacer de él lo que quiera, transformarlo a mi antojo, bajo mi propia voluntad.
Ya no me quivocaré más, al menos, no en esto. Casi pierdo lo elemental, todo por jugar un rol que no me pertenece.
Seguiré viviendo a mi manera... Eso es lo único que me importa. ( Lo que nos importa, corrigen ellos. ) y seré feliz a mi manera (A la nuestra, insisten).
¡Saludos al Universo!
PD: Ellos también les mandan saludos :)
Me sentí sola, no lo niego, pero cuando mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, los colores borrosamente crearon familiares siluetas en mi alrededor, y uno de ellos, el encargado de la cantina, me tendió su pañuelo, y estalle en llanto. Todos se miraban preocupados, y noté como recaían en mí, sus miradas curiosas, y si bien no pueden hablar, creí sentir su preocupación. Uno de ellos, el más pequeño, me acompañó con el llanto y se acercó a abrazarme... Y de a poco, todos fueron rodeándome en un abrazo y de paso, todos lloraban. Creo que la emoción del reencuentro, fue lo que motivó todo el sentimiento, y luego, ya cuando estaban todos con las lágrimas secas, reían.

Los colores del lugar cambiaron, sí, como cada vez que algo pasaba en aquel lugar, su cielo de acuarela cambiaba de color según el momento y la hierba que se mojaba junto al riachuelo, brotó rapidamente de un verde intenso. Las hojas de los árboles se movieron, y el polvo desapareció y dio lugar a las flores tornasoles, a las sonrisas y a los cantos lejanos del pueblo. La música de la cantina empezó a sonar, y los turistas ánimados cayeron del cielo con sus sombrillas de colores diversos y casi todos volvieron a sus puestos, excepto a algunos que jugaban en el río, o se quedaban dormidos bajo la sombra de algún sauce o jugando con los más pequeños.
Disfruté de la vista, y saqué de mi cabello la pluma que sostenía el peinado, y la alcé dibujando un lazo en mi cintura y la uní a una larga cuerda dorada que estaba amarrada a una de las rocas cercanas, con la sufiente movilidad para desplazarme por todo mi pequeño mundo, sin posibilidad de moverme de él. Juré no volver a salir. No podía permitirme alejarme de lo maravilloso, perderme de lo increíble, y de lo irreal. Creé bajo mis pies los cimientos de mi vida, y no me arrepiento. Permití equivocarme tantas veces, pero no puedo permitirme alejarme de lo que es parte de mi vida, de lo yo creé.

Muchas veces sentí desfallecer, pero el tener el silencio y la oscuridad, no vi más que el momento perfecto a la inspiración, al deseo de la mente a probar la suspicacia de lo surreal con un toque impresionista. Aquel lado oculto, mágico y suspenso. Nada mejor que tener el vacío como real y concreto y hacer de él lo que quiera, transformarlo a mi antojo, bajo mi propia voluntad.
Ya no me quivocaré más, al menos, no en esto. Casi pierdo lo elemental, todo por jugar un rol que no me pertenece.
Seguiré viviendo a mi manera... Eso es lo único que me importa. ( Lo que nos importa, corrigen ellos. ) y seré feliz a mi manera (A la nuestra, insisten).
¡Saludos al Universo!
PD: Ellos también les mandan saludos :)
1 Asdf asdf :):
te mega hiper contra kiero!!! *-*
niña jamas olvides que te kero montones y eres muy importante para mi!!! n.n
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