Cada tanto, los barcos se desprenden de la orilla y se desatan del caos de este mundo, para desembarcar en otro. Libertad. Así creo que se llamaba aquella deriva de sal y de gigantescas olas de felicidad.
Algunos abren sus brazos para dejarse acariciar por el viento. Gritan eufóricos y ríen. No sé precisamente porqué lo harán, pero dicen que desahoga a aquellas almas inquietas encadenadas a la vida, prisioneras de su cuerpo y de sus inscípidas sonrisas. En su mayoría son desencantados, ex enamorados, desesperanzados, desilucionados... Aquellos que fueron y no son nada, más que un baúl lleno de viejos recuerdos.
Desconozco todo aquello, insisto. No tengo relación con ellos.
1 Asdf asdf :):
me gusta tu mensaje, mucha paz y tranquilidad. Me animó leerlo, justo ahora que estaba dejando de creer en todo.
Saludos
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